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La Talá vuelve a cambiar de manos
Mayormente, las noticias que sobre Llanes le llegan a Llanes, y que nada tienen que ver con que si la mar trae o lleva mas o menos arena, o cuanto mide la hoguera de San Pedro, y cuanto la de San Juan, aparecen por vía aérea, pese a la lejanía del aeropuerto. Así sucede que, cuando uno más tranquilo está en medio de la calima veraniega, o cuando uno más ajetreado permanece, sumido en el cotidiano quehacer, ¡zás!, una hoja volandera le roza el codo y le anuncia acontecimientos que, de no ser así, por vía aeroanónima, jamás conocería, o conocería tarde.
Hoy el día en Llanes está engañoso, para variar. Tuvimos un esplendoroso amanecer, y sin llegar al mediodía, El Cuera se puso el sombrero blanco, el Turbina se escondió, y nos dejo a solas y al fresco con el Soberrón.
Así le está pasando a la empresa NOZAR, propietaria de buena parte del ya famoso paraje de La Talá, que compró al no menos famoso indiano aunque por otras cualidades, Juan Antonio Pérez Simón, quien a su vez la tomó de manos de un par de motoristas conocidos como García Poveda y Goizueta, allá por los comienzos de los 90.Desde entonces está La Talá en jaque, y sobre todo en mate, pues que ya pesan sobre ella tres sentencias que declaran ilegales los planes urbanísticos municipales, y por ende privados, que sobre ella se ciernen.
NOZAR es, o quizá ya haya que decir “era”, una empresa astur-mexicana, si, si, del México lindo de toda la vida, que se encuentra en fase de hundimiento total y que por tanto está vendiendo cuanto tiene para conseguir liquidez. Así acaba de hacerlo con todas las empresas que poseía en tierras riojanas. Y así acaba de hacerlo con La Talá, con la mayor parte de La Talá que es lo que le corresponde dentro de esa Unidad de Actuación de la que es propietario mayoritario, y a quien representa en su pelea judicial contra AVALL ,el letrado Raúl Bocanegra.
Negra se pone la cosa, porque el nuevo adjudicatario de La Talá, ese cadáver, es la “empresa” BEYOS Y PONGA S.L., a quien a más de uno le olerá a queso y a cuerno quemado, y acertará, pues que la citada empresa no es otra cosa que la mismísima CAJASTUR en persona, tal y como lo reflejan los datos del Registro Mercantil de Asturias.
La hoja volandera que aterrizó hoy en Llanes, cuenta y no acaba, que la operación cerróse ayer mismo en Madrid por el módico precio de 47.560.000. Sí, sí, cuarenta y siete millones y medio de euros.
¿Se lamentan ustedes del precio al que se han puesto el pan, la leche y los huevos?, Pues fíjense a cómo están los cadáveres, y lo interesantes que, sorpresivamente, resultan para entidades nutridas con el dinero de los asturianos de a pié como es el caso de CAJASTUR.
Pero la hojina volandera nada dice sobre necrofilia, así que habrá que buscarle los tres pies al gato.
El primer pié le calzaron García Poveda y Goizueta, que en nombre y representación de vaya usted a saber quien, compraron La Talá en unos 300 millones de pesetas en aquellos años 90 en los que Trevín, Vigil y Felipe, reinaban en España cual César, Pompeyo y Craso.
El segundo lo calzó, no mucho tiempo después, Pérez Simón, no sin advertir públicamente que quería aquellos terrenos “para pasear”, y pagando por ellos unos 3 millones de euros. Y el tercero se lo calzó Luis Nozaleda, nacido en Mexico, con raíces en Cabranes, propietario de Aguas de Panticosa, incluyendo el Balneario, en Huesca, así como el hotel de cuatro estrellas y el campo de golf, sin olvidar las bodegas de vinos Somontano Enate, varias empresas de alimentación, una alta participación en FLEX, mas un sin fin de sillones en el accionariado de diversas inmobiliarias, que alcanzó en 2005 un ejercicio contable de 78 millones de euros de beneficios, prácticamente todo al traste en la actualidad, y que en el año 2006, compró La Talá y pago por ella unos 33 millones de euros.
Pero los gatos tienen cuatro pies, y en este caso, muchos bigotes, y NOZAR, ahora prácticamente en la ruina, ha encontrado la cuarta pata en Beyos y Ponga S.A., filia amantísima de CAJASTUR, y le ha colocado el muerto en 47.560.000 euros.
En trece años, La Talá se ha convertido en el “prau record”, reuniendo tres sentencias judiciales que la mataron a efectos financieros, y sin embargo en el mismo periodo de tiempo ha pasado de valer 1.803.036 euros a importar, para CAJASTUR, nada menos que 47.560.000. euros.
¿Cómo? Comiendo, señores, comiendo. Nunca mejor dicho.
Se preguntarán también, digo yo, qué le debe NOZAR a CAJASTUR para que esta le saque del pozo negro de La Talá, o bien, qué le debe CAJASTUR a NOZAR para soltar cuarenta y siete millones de euros, con los que casi se financiaría el tramo de autovía Unquera-Llanes, por ejemplo, a cambio de un muerto como La Talá, donde hoy por hoy, con la Ley en la mano y con el sector en absoluta quiebra, nada puede rentabilizarse en ella.
Paciencia, señores, que la quinta zarpa de este deforme gato encerrado, enseñará, sin tardar, sus negras uñas.
Hoy el día en Llanes está engañoso, para variar. Tuvimos un esplendoroso amanecer, y sin llegar al mediodía, El Cuera se puso el sombrero blanco, el Turbina se escondió, y nos dejo a solas y al fresco con el Soberrón.
Así le está pasando a la empresa NOZAR, propietaria de buena parte del ya famoso paraje de La Talá, que compró al no menos famoso indiano aunque por otras cualidades, Juan Antonio Pérez Simón, quien a su vez la tomó de manos de un par de motoristas conocidos como García Poveda y Goizueta, allá por los comienzos de los 90.Desde entonces está La Talá en jaque, y sobre todo en mate, pues que ya pesan sobre ella tres sentencias que declaran ilegales los planes urbanísticos municipales, y por ende privados, que sobre ella se ciernen.
NOZAR es, o quizá ya haya que decir “era”, una empresa astur-mexicana, si, si, del México lindo de toda la vida, que se encuentra en fase de hundimiento total y que por tanto está vendiendo cuanto tiene para conseguir liquidez. Así acaba de hacerlo con todas las empresas que poseía en tierras riojanas. Y así acaba de hacerlo con La Talá, con la mayor parte de La Talá que es lo que le corresponde dentro de esa Unidad de Actuación de la que es propietario mayoritario, y a quien representa en su pelea judicial contra AVALL ,el letrado Raúl Bocanegra.
Negra se pone la cosa, porque el nuevo adjudicatario de La Talá, ese cadáver, es la “empresa” BEYOS Y PONGA S.L., a quien a más de uno le olerá a queso y a cuerno quemado, y acertará, pues que la citada empresa no es otra cosa que la mismísima CAJASTUR en persona, tal y como lo reflejan los datos del Registro Mercantil de Asturias.
La hoja volandera que aterrizó hoy en Llanes, cuenta y no acaba, que la operación cerróse ayer mismo en Madrid por el módico precio de 47.560.000. Sí, sí, cuarenta y siete millones y medio de euros.
¿Se lamentan ustedes del precio al que se han puesto el pan, la leche y los huevos?, Pues fíjense a cómo están los cadáveres, y lo interesantes que, sorpresivamente, resultan para entidades nutridas con el dinero de los asturianos de a pié como es el caso de CAJASTUR.
Pero la hojina volandera nada dice sobre necrofilia, así que habrá que buscarle los tres pies al gato.
El primer pié le calzaron García Poveda y Goizueta, que en nombre y representación de vaya usted a saber quien, compraron La Talá en unos 300 millones de pesetas en aquellos años 90 en los que Trevín, Vigil y Felipe, reinaban en España cual César, Pompeyo y Craso.
El segundo lo calzó, no mucho tiempo después, Pérez Simón, no sin advertir públicamente que quería aquellos terrenos “para pasear”, y pagando por ellos unos 3 millones de euros. Y el tercero se lo calzó Luis Nozaleda, nacido en Mexico, con raíces en Cabranes, propietario de Aguas de Panticosa, incluyendo el Balneario, en Huesca, así como el hotel de cuatro estrellas y el campo de golf, sin olvidar las bodegas de vinos Somontano Enate, varias empresas de alimentación, una alta participación en FLEX, mas un sin fin de sillones en el accionariado de diversas inmobiliarias, que alcanzó en 2005 un ejercicio contable de 78 millones de euros de beneficios, prácticamente todo al traste en la actualidad, y que en el año 2006, compró La Talá y pago por ella unos 33 millones de euros.
Pero los gatos tienen cuatro pies, y en este caso, muchos bigotes, y NOZAR, ahora prácticamente en la ruina, ha encontrado la cuarta pata en Beyos y Ponga S.A., filia amantísima de CAJASTUR, y le ha colocado el muerto en 47.560.000 euros.
En trece años, La Talá se ha convertido en el “prau record”, reuniendo tres sentencias judiciales que la mataron a efectos financieros, y sin embargo en el mismo periodo de tiempo ha pasado de valer 1.803.036 euros a importar, para CAJASTUR, nada menos que 47.560.000. euros.
¿Cómo? Comiendo, señores, comiendo. Nunca mejor dicho.
Se preguntarán también, digo yo, qué le debe NOZAR a CAJASTUR para que esta le saque del pozo negro de La Talá, o bien, qué le debe CAJASTUR a NOZAR para soltar cuarenta y siete millones de euros, con los que casi se financiaría el tramo de autovía Unquera-Llanes, por ejemplo, a cambio de un muerto como La Talá, donde hoy por hoy, con la Ley en la mano y con el sector en absoluta quiebra, nada puede rentabilizarse en ella.
Paciencia, señores, que la quinta zarpa de este deforme gato encerrado, enseñará, sin tardar, sus negras uñas.
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