El
día había comenzado bien, el clima era el típico de las
manifestaciones: por un lado, los manifestantes, por el otro, un
perímetro protegido de policías. Más allá, el Senado, donde se votaba
la conversión en ley del decreto Gelmini, que reduce gravemente el
personal en las escuelas así como las horas de clase; recorta salarios
y fondos; prevé clases de 30 alumnos y clases separadas para los
inmigrantes; privatiza la universidad, recorta la investigación creando
precarios de por vida y haciendo que la didáctica dependa de capitales
privados, e instaura la lógica clasista de las universidades para
ricos.
De pronto, llegan los infiltrados, y sucede lo de
siempre. A continuación, recogemos dos testimonios de periodistas
presentes en la plaza.
Así lo contó Curzio Maltese, periodista de La Repubblica y testigo presencial de los hechos.
«
Vi cosas que me habría costado creer de no haberlas visto en persona.
No eran estudiantes, eran neonazis ; llegaron en un camion lleno de
barras de hierro. Bajaron y empezaron a pegar a los estudiantes al
grito de Duce, Duce. »
« La Policía los ignoró deliberadamente dejando a los nazis libertad para pegar a los estudiantes »
«
Mañana se hablará de los incidentes y no de los muchos y buenos motivos
para manifestarse. Los incidentes fueron provocados premeditadamente y
no provenían de los estudiantes »
« La policia aporreó sistematicamente a los estudiantes desarmados e ignoró a los que llevaban armas »
« Espero que no se haya puesto en marcha una estrategia peor que la del G8 »
En el mismo sentido se expresa Silvia Maiorani en Megachip;
"He
vuelto a tener la sensación de impotencia que tanto me duró después de
estar en el G8 de Génova. La policía mira, espera. Espera. Espera.
Espera. Luego de que algún infiltrado da la orden, los fascistas, los
de siempre, protegidos, comienzan a pegar a diestro y siniestro. Y me
pregunto cuántas veces más tendremos que ver escenas similares. Cuántas
veces más la democracia resultará ser una dictadura. Cuántas veces más
tendremos que participar en un plan preconcebido. Es la hora de cenar.
Los manifestantes, estudiantes, profesores y padres, cansados y
entumecidos, quizá estén mirando sus blogs. Los poderosos han tenido
una jornada como otras muchas, que, sin embargo les ha dejado una
satisfacción. También este movimiento que se estaba formando, que sigue
formándose entre los estudiantes de toda Italia lo arrancarán de cuajo.
Vuelve la carne de gallina y la sensación de impotencia. Como hace 7
años..."
Tras el voto de ayer en el Senado, que convirtió en
ley el decreto Gelmini, el mundo de la escuela llega hoy a Roma desde
toda Italia para manifestarse contra la política en materia de
educación del gobierno Berlusconi. Oposición y estudiantes piden ahora
un referéndum para abrogar la ley.
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